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En la actualidad, segunda década del S. XXI, existen una serie de factores externos que obligan a las organizaciones a gestionar sus procesos de innovación de una forma diferente, de una forma mucho más abierta. La Innovación Abierta se está convirtiendo el la forma más útil para ponerla en marcha.

El concepto de Open Innovation (Innovación Abierta) es relativamente reciente pero durante los últimos 50 años los modelos de innovación han evolucionado desde simples modelos lineales a modelos más complejos, sistémicos e interactivos.

Tradicionalmente la innovación ha estado circunscrita al departamento de I+D de las organizaciones, por lo que se establecía una relación directamente proporcional en la que a mayor inversión en I+D se obtenían mayores niveles de innovación.

La innovación ha estado tradicionalmente centrada en el sector industrial, tratando la innovación únicamente desde la perspectiva de innovación tecnológica.

La tercera revisión del manual de Oslo incluye una visión mucho más amplia de la innovación identificando cuatro tipos de innovación:

  • De producto o servicio.
  • De proceso.
  • Organizativa.
  • De marketing.

En dichos modelos tradicionales la investigación básica y aplicada junto con el desarrollo produce los nuevos productos que después se venderán al mercado. La idea de linealidad del proceso innovador está igualmente implícita en la clasificación de la innovación:

  • La que surge de las demandas del mercado como motor del cambio tecnológico “demand pull
  • La que surge de los conocimientos científicos y tecnologías existentes “science push”,

No cabe duda que la innovación es uno de los motores fundamentales de las organizaciones y como tal su sostenibilidad económica, evolución y crecimiento.

Michael Porter afirmaba que la competitividad de una nación, y por tanto de su tejido industrial y económico, depende de la capacidad para innovar y mejorar. Las actividades de innovación constituyen efectivamente, junto con el capital humano, uno de los principales factores que determinan las ventajas competitivas de las economías industriales avanzadas.

Pero en la actualidad, segunda década del S. XXI, existen una serie de factores externos que obligan a las organizaciones a gestionar sus procesos de una forma diferente, de una forma mucho más abierta:

  1. Pérdida de competitividad

Las organizaciones han perdido las grandes ventajas competitivas que les ofrecía la abundancia de información. Esa información ya no es poder. Las industrias necesitan por tanto mantener su ventaja competitiva a través de la colaboración con sus aliados naturales, centros tecnológicos, universidades, pero también con sus propios competidores, usuarios y trabajadores.

Los modelos de I+D del siglo XX están siendo cada vez más marginalizados por la fuerza del mercado. Las altas inversiones no garantizan el éxito comercial en un ecosistema donde los usuarios pueden cambiarse a un producto alternativo de forma sencilla y sin avisar.

Desde el año 2000, España ha perdido algo más de un 10% de competitividad respecto de las principales naciones europeas. Este es un reflejo de la situación de diferentes estados europeas.

  1. Globalización

La globalización es ya un hecho y los competidores están más allá de las fronteras con unas ventajas competitivas difícilmente igualables. El mercado es el mundo, e irremediablemente, los competidores pueden acceder a al mercado local de otra organización casi tan rápido esta misma. La buena noticia, en cambio, es que la cartera de posibles nuevos clientes se ha incrementado.

 Estamos hablando, por tanto, de que las organizaciones van a tener que pensar en disponer de un proceso global de innovación, el cual además de ser global sea:

  • Distribuido
  • Colaborativo.

Distribuido en el sentido que el conocimiento está cada vez más distribuido en diferentes rincones del planeta.

La colaboración está convirtiéndose en una nueva e importante fuente de ventaja competitiva, señalando que las formas tradicionales de colaboración ya no son viables y que por tanto es necesario rediseñar y abrir las organizaciones para incrementar la efectividad de la colaboración.

  1. Usuarios más exigentes

Los usuarios han dejado de ser simples consumidores pasivos de productos y han pasado a tener una actitud mucho más activa. Ha aparecido por tanto un nuevo concepto, el de prosumidor”, para designar a quienes crean bienes, servicios o experiencias para propio uso o disfrute, antes que para venderlos o intercambiarlos.

El futurólogo Alvin Toffler acuñó el término "prosumidor" cuando hizo predicciones sobre los roles de los productores y los consumidores. Toffler visionó un mercado altamente saturado de producción en masa de productos estandarizados para satisfacer las demandas básicas de los consumidores, en el cual, para mantener el crecimiento de las ganancias, las empresas podrían iniciar un proceso de personalización masiva o “mass customatization”, refiriéndose a la producción masiva de productos personalizados. Por ello, la función principal de la empresa es evolucionar su creación en la dirección marcada por los consumidores.

Una parte de estos prosumidores son la nueva generación de jóvenes, llamadas generación Y, que tienen otras formas de trabajar y cuestionan las formas de hacer tradicionales.

  1. Un mundo en constante cambio

Efectivamente vivimos en un mundo acelerado, que se mueve a gran velocidad: todo cambia rápidamente y tenemos la sensación de andar atrapados en una permanente falta de tiempo para todo. Posiblemente por eso, el tiempo se ha convertido en un factor fundamental a la hora de desarrollar cualquier actividad.

Se vislumbra la necesidad un sistema de innovación ágil y flexible para poder satisfacer las necesidades de los usuarios.

En un mundo tan acelerado, los avances científicos y tecnológicos se producen también a un ritmo elevado. Los rápidos avances científicos y tecnológicos se encuentran entre las razones clave que explican por qué esta nueva apertura está emergiendo como un nuevo imperativo para los empresarios. La mayor parte de las empresas apenas si consiguen investigar en las disciplinas básicas que intervienen en la creación de sus productos, por eso el ciclo de vida de los productos se está acortando cada vez más.

  1. Democratización de las tecnologías

La democratización de la tecnología es evidente cuando en los países desarrollados el nivel de adopción de nuevas tecnologías se incrementa rápidamente y en países en vías de desarrollo el nivel de adopción es realmente elevado.

A medida que el acceso a poderosas nuevas tecnologías digitales, electrónicas y de nuevos medios se hace cada vez más fácil gracias a la innovación y a la constante disminución de los precios, la creación de valor, productos y buenos contenidos ya no son más patrimonio exclusivo de las grandes corporaciones o equipos de inversores equipados financieramente. Y si unimos este factor con el de la globalización y la capacidad de estar en contacto con el mundo a través de Internet obtenemos un gran potencial para la colaboración.

Todas estas 5 razones están presentes para cualquier organización y son de peso, de gran calado y a las que no se puede eludir.

Cada organización reflexionará su particular situación en este escenario pero deberá contar con la Innovación para sobrevivir en el mismo y, sin duda alguna, será la Innovación Abierta la que le ayudará a lograrlo. Si bien tendrá que elegir el modelo de Innovación Abierta que más se adapte sus circunstancias.

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