La Innovación parece dirigirse hacia otros campos. Parecía que la industria estaba destinada a países emergentes y de mano de obra barata. La euforia de poder ser autosuficientes con un fuerte sector servicios están pasando ¡y de qué forma!. En ocasiones es necesario que venga la resaca para dejar las cosas en su sitio.
La innovación, en su versión reducida a la tecnológica, está habitualmente asociada a innovación en producto y/o proceso productivo.
Esta es una visión correcta pero reducida, máxime en momentos como los actuales en que se requiere ampliar la visión a cualquier aspecto que pueda influir en la dinamización de la empresa.
La Innovación, como definición en el diccionario de la RAE, es la acción y efecto de innovar, es decir que implica acción para lograr innovar. Así mismo innovar, como verbo, implica mudar o alterar algo, introduciendo novedades.
En el libro “Innovación, innovadores y empresa innovadora” hago referencia a estos tres conceptos que, en ocasiones, podrían confundirse. Para ello tomo de Salvador Aragón (Director General de Innovación-IE Busines School) un artículo publicado en el diario Las Provincias, muy clarificador, sobre la diferencia entre Innovación y oros conceptos.
Tomemos unos recortes de prensa de un día al azar para mostrar un ejemplo cercano de innovación en Modelo de negocio asociada a la Gestión del Conocimiento. Los datos están todos presentes en la prensa escrita del mismo día, domingo 29 de julio de 2012, y accesibles para cualquier ciudadano.
Empresa azulejera, centrada en la producción, de cultura industrial asociada a la ‘fábrica’, con enfoque primordial a los costes y con la venta asegurada en un mercado de demanda, sin diferenciación de producto ni marca.
Lamentablemente, un caso bastante repetido en empresas industriales de sectores tradicionales del País Valenciano. Empresa industrial con un rápido crecimiento en la segunda mitad de los 90 y principios de los 2000, aumento de líneas de producción, referencias, mercados, etc
