La profesión que buscamos, la que deseamos, es el objetivo final a conseguir
La carrera profesional y más concretamente el futuro profesional puede, y debe, ser gestionado como un proyecto. La profesión que buscamos, la que deseamos, es el objetivo final a conseguir, es la luz que nos debe guiar y hacia la que caminaremos, aunque tengamos que dar rodeos e incluso muchos rodeos. Pero tiene que estar prefijada. Es el objetivo fundamental que perseguimos. Así pues el primer paso es tener claro hacia donde queremos dirigir nuestros pasos (nuestro ideal). Para ello nada mejor que escribirlo en una hoja, poner blanco sobre negro cuál es el objetivo al que nos queremos dirigir. Tenemos, al mismo tiempo, que ser conscientes de dónde nos encontramos ahora para trazar el camino hasta el objetivo. Ese será nuestro proyecto, nuestro conjunto de hitos o actividades que tenemos que realizar para que el camino nos lleve al objetivo. Para ello, siguiendo con nuestra hoja (la podemos presentar apaisada) en la que hemos escrito en un extremo el “objetivo”, escribiremos en el otro extremo nuestro punto de partida. Nuestra diagnosis inicial. Definamos pues nuestra diagnosis de partida (referida al objetivo que queremos conseguir) y transformémosla en nuestro DAFO personal. Hagamos ahora una secuencia ordenada de pasos a realizar (hitos o etapas en nuestro proyecto) para llegar al objetivo. Construyamos un sencillo cronograma en el que cada hito contemple una serie de actividades. Por ejemplo: - Hito nº 1: Conocer nuestra situación de partida con respecto al objetivo:
- Tarea 1.1: Conocer los requisitos que nos exige nuestro objetivo
- Tarea 1.2: Construir nuestro DAFO actual en base a lo anterior
- Tarea 1.3: Definir el CAME para actuar sobre el DAFO anterior
- A cada tarea le asignaremos un calendario en el cronograma
- A cada tarea le asignaremos unos recursos necesarios
- A cada tarea le asignaremos una serie de contactos que nos puedan ayudar
- Hito nº 2: Transformar el CAME en Planes Concretos:
- Tarea 2.1: Plan nº 1
- ...
Iremos construyendo nuestro cronograma de Hitos y Tareas para enlazar el punto de partida con el objetivo final. Iremos rellenando nuestra hoja inicialmente en blanco y cada vez más y más llena. Una secuencia de este tipo puede parecer ideal pero es una guía que, en caso de que no se cumpla, como consecuencias de desviaciones temporales (trabajos necesarios aunque no deseados, cambios de domicilio, desánimo, interferencias, etc.) nos permitirá tener dibujado nuestro plan para volver al mismo cuando lo deseemos retomar. Por otro lado nos permite ir anotando las desviaciones que se producen y las causas, como por ejemplo la mayor duración, la falta de contactos para la tarea, la exigencia de recursos no disponibles temporalmente, etc. Además, el llevarlo en forma de proyecto, bien o muy bien documentado, nos permite releer para reflexionar en momentos de incertidumbre, de relax o simplemente para contrastar con algún contacto o persona que nos pueda ser de ayuda. Hay que llevarlo documentado, archivar todo lo que se vaya derivando del proyecto y generar una buena carpeta. Un sistema como este no hace que se encuentre y alcance automáticamente el objetivo pero ayuda mucho a hacerlo realidad, a no perder el rumbo y a optimizar todos los pasos en pos del mismo. Simplemente se trata de aplicar algo tan popular como la Gestión por Proyectos (PMI) al desarrollo profesional. ¡A, una recomendación final: tener el papel colgado en un sitio bien visible y que lo encontremos diariamente! Ánimo que es fácil. “Si no se conoce el objetivo es complicado alcanzarlo” “la planificación de la carrera profesional se puede y se debe sistematizar” “Todos los pasos hay que darlos pensando en el objetivo final”