Los nuevos materiales que llegan (o llegarán)

Hablando de Innovación y en el número deAgosto 2013 de la publicación Investigación y Ciencia hay un artículo sobre los “materiales del futuro” y que quiero traer a esta columna para introducir una reflexión sobre los “tiempos” entre lo que investigamos, publicamos, leemos y finalmente utilizamos en nuestra vida cotidiana. Podría haber elegido algo similar referido a la salud y la cura de enfermedades como el Alzheimer, Parkinson o cáncer y en las que vemos cómo aparecen sistemáticamente noticias que nos parecen indicar que ya casi está ahí la solución, pero que analizando en profundidad concluimos que los tiempos se dilatan de forma necesaria. Como de medicina se prácticamente nada, pues eso, los materiales. - Aerogeles fabricados a partir de poliimidas para lograr tejidos con elevadísima proporción de aire y que puedan amortiguar golpes o aislar. - Baterías basadas en materiales que puedan alargar su vida útil - Recubrimientos altamente resbaladizos para dejar transitar fluidos muy viscosos de forma fácil. - Telas de hormigón, enrollables y transportables - Simulación mediante ordenador de la fatiga de los materiales, nuevas formulaciones. - Y tantos otros que aparecen cotidianamente en diversas publicaciones.¿Cuándo llegan estos resultados a la vida cotidiana? Ya estamos familiarizados con ciertos artilugios en nuestros coches y que eran impensables hace 20 años (ordenador, botones para todo), los propios microprocesadores del ordenador con el que escribo y que han multiplicado varias veces la memoria y velocidad de procesado, las propias aleaciones ligeras en la construcción de automóviles, la posibilidad de disponer de todo tipo de alimentos en casi cualquier época del año y tantos otros. Estamos en un momento histórico, como ningún otro anterior, en que asistimos a mayor cantidad de innovaciones en producto, más diversificadas, en todos los campos y... con un periodo de tiempo más corto en llegar desde la I+D a nuestras vidas. La inyección de tinta (muy común en nuestras impresoras domésticas) tiene su origen en investigaciones de los hermanos Curie (finales del siglo XIX) y es en los años 60-70 del siglo XX cuando se empieza a utilizar la piezoelectricidad como un fenómeno de los materiales aplicable al chorro de tinta. Un siglo. ¡Tampoco es tanto! Pero hay que saber que se requiere un plazo. Lo mismo podríamos decir de los plásticos y polímeros, de los aceros o de la utilización de la tecnología láser. Se requiere un tiempo. Es por ello necesario y conveniente tener presente unas consideraciones en la publicación divulgativa de los avances de la Ciencia: - Definir la situación temporal en la que se encuentran los estudios o los resultados. - Dejar de lado los sensacionalismos y ser rigurosos en el análisis de la vida de la investigación, su presente y previsible futuro. - Cada fase en dicha vida es importante y no sólo el resultado final. Alejemos la cultura del ¡resultados ya!, de la productividad inmediata y seamos capaces de vivir con perspectiva histórica. Cada paso requiere de los pasos anteriores. - Humildad al reconocer que lo que logramos es consecuencia del avance que muchos otros han aportado y están aportando constantemente. - No todo tiene que llegar a ser consumible de forma material. - Los resultados deben ser universales, que lleguen a todos. Soy consciente de que puedo tener mutaciones en un gen que me pueden desarrollar una u otra enfermedad. Pero también soy consciente de que hay gente investigando para que dentro de años otras personas tengan soluciones a dicha enfermedad. Apoyar la Ciencia es mucho más que pedir resultados. ¿Somos realmente conscientes de los tiempos necesarios en la investigación?