La Innovación Abierta tiene como objetivo la competitividad y existen factores adicionales asociados a la competitividad de los territorios que se deben contemplar a la hora de su aplicación.
Al hablar de Innovación Abierta y territorio se hace necesario hacerlo sobre el concepto de competitividad territorial y que difiere del de competitividad cuando lo aplicamos a la empresa. Para el caso del territorio asociamos la competitividad cuando es capaz de proporcionar a los ciudadanos un elevado nivel de bienestar y que sea creciente.
Para medir dicha competitividad e independientemente de las críticas que merece se suele utilizar el PIB per cápita debido a su sencillez y extensión en diferentes ámbitos.
En este caso me voy a referir al análisis de la competitividad desde la perspectiva de M. Porter referida a la competitividad territorial con el fin de analizar la posible aportación a la misma de la Innovación Abierta.
Según M. Porter el PIB o productividad de un territorio (desempeño económico) lo explican tres factores:
- Dotación de recursos:
- Localización, tamaño, recursos naturales.
- Le son propios al territorio.
- Factores macro:
- Políticas macroeconómicas, déficit, deuda pública, sanidad, educación, etc.
- Vienen determinados por un plano superior al del territorio.
- Factores micro:
- Internos de las empresas: Nivel de sofisticación de su forma de trabajar, su estrategia, mercados, etc.
- Entorno de las empresas: Existencia de clúster, entornos favorables, etc.
- Entorno general: Infraestructuras, comunicaciones, etc.
M. Porter desarrolla el “diamante de la competitividad” para realizar el análisis de estos factores micro y que son a los que me quiero referir a la hora de analizar la Innovación Abierta y su potencial en los mismos.
El Diamante de Porter se esquematiza como se indica en la Figura:
Se presentan 4 factores o conjuntos:
- Inputs necesarios para la actividad económica empresarial: mano de Obra cualificada, infraestructuras, disponibilidad de tecnología, financiación, etc.
- Contexto para la estrategia empresarial y la rivalidad entre las empresas: Competencia real entre las empresas, apertura al exterior, incentivos (protección de la propiedad intelectual, incentivos a la I+D+i, reglamentación medioambiental, etc.).
- Presencia de industrias de apoyo y relacionadas: Presencia de proveedores cualificados, presencia de clúster, etc.
- Demanda local que sea exigente para anticiparse a la de otros territorios y especialmente en segmentos especializados.
A esta forma de analizar la competitividad territorial llevada a cabo por M. Porter se puede añadir un factor adicional (además del macro-micro-general) que el Instituto Alemán de Desarrollo denomina “meta”: “Impulsar la capacidad de animación social y la concentración estratégica de actores locales” como pueden ser:
- Promoción de la cultura emprendedora local.
- Sostenibilidad medioambiental y educación para la misma.
- Impulso del asociacionismo y participación activa de la ciudadanía.
- Modernización de las Administraciones Públicas del territorio.
Con esta contribución podemos cerrar el círculo de los cuatro niveles que favorecen la competitividad territorial: macro, micro, general y meta. Con ello se hace realidad que las empresas no innovan de forma aislada, sino como consecuencia de las interacciones que se dan entre ellas así como con otras organizaciones.
Así pues la competitividad, vista desde esta óptica sistémica, es el resultado de las interacciones entre todos estos factores que, además, sustentan el valor absoluto de bienestar y el relativo de competitividad frente a otros territorios.
Ello ayudará a definir el tipo de competitividad que se desea para el territorio en cuestión.
Aquí es donde entra de lleno la Innovación Abierta ya que es el modelo que hace posible que todos los actores están presentes en la definición, ejecución y explotación de los proyectos innovadores.
La Innovación Abierta es consustancial con este modelo de competitividad territorial.