Necesidad de diferenciar estratégicamente entre tecnologías sostenidas y tecnologías de punta.
La Innovación como base estratégica en la que fundamentar una organización puede ser un objetivo deseable pero que hay que verificar si resulta posible. En esta entrada quiero hacer mención expresa a Clayton M. Christensen a la vez que mi personal homenaje a un autor que ya desde 1997 nos marcó a los innovadores con su “El dilema de los innovadores” Ed. Granica, que posteriormente nos volvió a dar un toque de atención en 2003 con su “La solución de los innovadores” Ed. McGraw Hill y que actualmente se recupera la salud. En primer lugar y para evitar confusiones queda claro que no hablamos de “mejora continua” si no de disponer de una estrategia que haga de la innovación su modo operativo continuo. En el primero de los mencionados libros Christensen presenta el dilema “¿cómo pueden los ejecutivos realizar simultáneamente lo que sea correcto para la salud a corto plazo de sus negocios ya establecidos y ocuparse por dedicar los recursos que sean adecuados a las tecnologías punta que, descuidadas, podrían a la postre ocasionar la declinación del liderazgo de la empresa?”. Christensen, mediante el estudio de campo de empresas concretas y en periodo de tiempo prolongado, llega a la conclusión de que las empresas punteras, perfectamente gestionadas y líderes en su campo, pueden llegar al fracaso por no atender a tres factores que denomina hallazgos de su investigación:
- Necesidad de diferenciar estratégicamente entre tecnologías sostenidas y tecnologías de punta.
- El progreso tecnológico puede, y a menudo lo hace, adelantarse a las necesidades de los mercados.
- Los clientes y estructuras financieras de las empresas exitosas influyen determinante y negativamente en los tipos de inversiones que podrían resultar atractivas a la vista de los dos anteriores puntos.
Christensen, en esta magnífica obra, necesaria para cualquier innovador, sienta las bases del dilema del innovador ¿centrarnos en mejorar lo existente y adaptarlo constantemente a las circunstancias? o ¿hacer caso del potencial perturbador derivado de las nuevas ideas? El segundo camino puede resultar contraproducente con el primero y centrarse en el primero puede llevar a la pérdida futura de liderazgo. ¿Qué hacer? Clayton M. Christensen hace un trabajo de campo minucioso con maestría analítica admirable, a la vez que preciosa de leer y es imposible resumir en un post tanto contenido, pero sí podemos indicar que en el segundo de sus libros “La solución de los innovadores” llama la atención sobre el verdadero papel de los innovadores, de la necesidad de valorizar su aportación en el camino hacia la otra cara del dilema e introduciendo cambios en vez de esperar a ser destruidos por ellos. Dice el autor “la innovación puede ser un proceso predecible que proporcione un crecimiento sostenido y provechoso...” y aporta soluciones para identificar ideas innovadoras realmente perturbadoras al “estatus quo”, sobre qué clientes dirigir las nuevas ideas, cómo hacer convivir la nueva idea con la marcha general de la empresa y su estabilidad, cuando conviene segregarla, qué estructura organizativa será la conveniente, o cómo identificar nichos de beneficio futuro con las nuevas ideas, entre otros. Imprescindible.
Crees que realmente existe este dilema: ¿centrarnos en mejorar lo existente y adaptarlo constantemente a las circunstancias? o ¿hacer caso del potencial perturbador derivado de las nuevas ideas?
Os incluyo un vídeo relacionado con la entrada: